27.2.09

Pérdida de conciencia


Por Nicolás Marrassini

La contemplación es la fórmula mágica para adquirir conocimiento de uno mismo. La contemplación transforma la calidad de lo contemplado, ya que hace la luz, es decir, conocimiento, en la oscuridad. Los seres humanos siempre están deseando cambiar las cosas y, por ello, les resulta difícil comprender que lo único que se le pide al hombre es ejercitar la facultad de contemplación. El supremo objetivo del ser humano –podemos llamarlo sabiduría o iluminación– consiste en contemplarlo todo y reconocer que bien está como está. Ello presupone el verdadero conocimiento de uno mismo.

Y fue una pócima mágica, y Guido me reconoció. Pero yo lo vi, lo oí y lo sentí por todo el cuerpo. Cae en forma de gotas, a veces, cuando uno baila con muchas ganas. En una caminata de parque hacia la playa. O se presenta como una institución salvadora, que recoge gente de lo más profundo.

Lo vi en mis amigos también, lo oí y lo sentí. En grupo de cuatro. Se presenta como luz, como mar inmenso y en forma de gente inmensa. Y yo lo reconocí.
Es instrumento de unificación que permite el sobrepaso de barreras y no permite limitarse (así lo cuenta mi libro).
Lo sentí convertido en montaña, en paisaje entero y en vuelo de regreso. Bochi lo frecuenta, yo estoy aprendiendo a verlo de a ratos.


Transforma. Pero es seguro que los voy a reconocer a la vuelta. Porque los vi, los sentí y los reconocí, y ya son parte de mí también.
De vez en cuando toma el aspecto de la cumbia o del ballenato, produciendo movilidad incesante. Toda decisión libera. Y el andar te saca de la abulia.

El viajante me lo había tratado de explicar y hasta me lo escribió. Él supo encontrarlo mucho antes, acá, a solo veinte cuadras. Me costó comprenderlo. Es que está cargado de subjetividad y se lo puede confundir fácilmente. Hay que ser curioso como el gato de Carolando si uno lo quiere encontrar.

Lo encontré también en niño jugando. Pero se ausentó en muchos otros. Y es en este punto donde mi comprensión se hace sombra. Probablemente no lo pude reconocer, o se le olvidó levantar el brazo al escuchar su nombre en la lista. Quizás lo confundí y me dejé llevar por otras impresiones. Probablemente tenga que continuar contemplando.
Seguiré buscándolo.

26.2.09

Viaje embarcado



Por Juan Carlos Dall'Occhio

Hay un lugar que no esperaba conocer. Del otro lado del Ecuador, de ese trazo imaginario y eurocentrista, existe un pueblo de gente amable. Un región histórica como pocas, tal vez, ubicada al noroeste sobre una península. Dato duro: 25.000 km² de superficie y, como no podía se de otra manera, gran longitud de costas. Aunque poco elevado, el relieve está por todas partes y es muy marcado en las zonas rocosas, y más suave en las zonas limosas del este y del sur.
Clima: oceánico, con débiles diferencias de temperaturas entre verano e invierno. Pueblo de agricultores y pequeñas industrias agroalimentarias.
Según su gente, la música es hoy el aspecto más visible de su cultura gracias al trabajo y a la creatividad de los artistas y a la diversidad de los festivales (el más popular: fest-noz). Puedo dar fe que realmente son amantes de la música y lo pregonan por donde circulen -¡ah! también son gente que viaja, hasta argentina incluso... llegan de a miles cada año-.
Uno de ellos, Juancito lo apodé, ama la cultura argentina. No se cansa de repetir el “che boludo” y tararear tangos. Aunque junto a su hermana, Cécile, sólo cantan folclore de su tierra. Otro de ellos, Felipe, juega muy bien al fútbol; lo lleva en la sangre, como yo. También le fascina ir a la cancha y hasta me pidió ir a ver a Tigre en su próxima visita a Buenos Aires (por supuesto que acepté con agrado).

Tal vez la decisión más sabia sea redescubrir esas tierras algún día. Viajar allí por segunda vez, pero esta personalmente: ir a sus casas, compartir otra merienda, un libro, un fútbol.

Sí, ir ahí, a ese lugar que ellos me llevaron con su mirada, que me llevaron con sus palabras, gestos. Que me llevaron con sus canciones, con sus risas y con el silencio; cuando estuvimos juntos en Ecuador (creo que fue en Atacame).

Algún día voy a volver a Bretaña, a la Bretaña azul, la del mar, inspiración para los artistas, donde la luz es hermosa, los cabos vertiginosos, unión de tierra y mar, “donde las calas se pintan de rosado, gris y malvas”. Capáz que después de ahí me voy para París o a Marsella, no sé, ya veré...

21.2.09

¡Cuanto se divertían!...y otros relatos


Por Agustín Kazah

Aun estoy un poco débil, tuve una enfermedad bastante complicada…pero pierde cuidado que no es una enfermedad contagiosa, se trata de uno de esos moscos, esos moscos que te pican, tu sabes, te pican fuerte.
Hola Gary, ¿Que tal?
Hey ¿Cómo estas? Mira, el es un amigo que vino de Argentina, hoy día llegó a Mancora, si. Chau chau, nos vemos, que te vaya bien. Bueno como te contaba, ah si, esos moscos que te pican…Uy, dengue se llama la enfermedad. Estuve en cama por tres días, fijate aquí en mi bigote, ves, tiene algunas canas, ¿no? Y mira que yo nunca tuve canas en el bigote.
Chau Gary, se te ve mejor ahorita.
Gracias, gracias, a ti también se te ve muy bien eh. Bueno, ¿que te estaba comentando? Algo creo de que, ah si, por ese mosco mira, estuve 4 días sin poder trabajar, pero mañana ya empiezo nuevamente, si. Bueno cuéntame tú, ¿Cómo continuo el viaje? ¿Qué paso con los otros? ¿Siguen tan apasionados como siempre?
Tumbes, Punta Sal, Tumbes!
Mira, a mi hablame en español, ¡soy Argentino!...latinoamericano como vos…Uff, ¿quienes son acaso los que tienen dollares de moneda? Argentina, al sur queda, ¿entendes?
Chifles, Chifles, Chifles!
Te voy a decir algo bien chévere, para ti. Pronto esta región estará libre de analfabetismo. El Perú avanza. Bienvenido! Estamos en territorio Claro.
Hey! Ya son las ocho brother! Cecile aún dormía. El pelo le tapaba levemente el rostro.
¿Las ocho dijiste? Bueno gracias Che. Ejem…francesa, me tengo que ir yendo ya. Cecile esbozo una sonrisa amable. Fui muy feliz estar con tu estos días.
Tumbes, Tumbes, Tumbes!
Hay Surichiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Surichiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Che pibe, ¿que es eso que vendes? Ah, mira, Naranju le decimos nosotros…es como un juguito, no? Mmm, una mano lava la otra y las dos lavan la cara. ¿No se si me interpretas?
A-re-quipa, A-re-quipa!
La curiosidad mato al gato, pero después de siete vidas el gato murió sabiendo, ¿comprendes? Te hablo a ti, para que si deseas, conozcas. Ocho de cada diez celulares son Movistar, ¿comprendés? Lo que le pasa a un hombre le pasa a todos los hombres. Yo soy los otros y todos somos Shakespeare alguna vez. Borges, Ud. Es un completo extraño para mí.
Se incroyable! Nos han robado! Le movil! Las mochilas al piso, por seguridad, te sientes tonto cuando te pasa. Hay que estar con cuidado acá, atento.
En la época del Tahuantinsuyo los templos solían ser sagrados. Hiram Bingham lo descubrió. ¿Se animan muchachos? Animar es ponerse en movimiento. One, two, three, ¡Smile!
¿Qué es para vos el mar? Digo, que significa para vos. ¿El infinito? ¿Lo absoluto? ¿La totalidad Alfa-Omega? Mira, si estoy triste el mar encierra algo terrible, me hace recordar lo frágiles y pequeños que somos, pero si estoy feliz el mar es para mi la belleza, la belleza absoluta, la pasión inexplicable, la esperanza de que Dios existe, que hay una voluntad omnipotente por sobre nosotros.
Entonces amigo, diremos que el mar es libre. Puedes contemplarlo hasta el hartazgo pero nunca experimentarás la misma sensación.
¡Mande!
Allá en Barranquilla había un cartel de Shakira en 2D. Pero Pochi, todo cartel por definición es necesariamente en 2D.
¡Es que en Barranquilla se baila así!Donde bailamos mucho fue en Atacames, hubo un muy buen momento con mucho Reggae.

There was a buffalo soldier
in the heart of America,

Stolen from Africa, brought to America,
Fighting on arrival, fighting for survival.

Insólita, inexplicablemente la canción les hablaba directamente a ellos, a la gente de Atacames.
Are-Quipa, Are-Quipa!
Sinvergüenzas, tendrías que haberlos visto, sin ningún tipo de tapujo. Ponían la marihuana en un potecito y aspiraban de ahí, a la vista de todos. Tan jóvenes y saludables que parecían! Argentinos eran, pero porque no van a drogarse a otro lado! Tendrías que haberlos visto, Cuanto se divertían! Y a cada uno que los miraba le ofrecían para probar. Al rato se sentaban todos juntos y se reían sin parar, ¡Cuánto se divertían! hasta a mi me ofrecieron, a mi, que los miraba con desconfianza. Uno, el más pícaro tal vez, me miró. ¿Señora, no quiere un matecito? No…le dije, a mis esas cosas no me gustan para nada.
Y bueno Gary, hasta aca lo que la memoria me permite, algo arbitraria e inconexamente. Eso sí, faltan páginas por llenar, pero ahora es tarea de ellos…es casi su obligación moral.
Y ahora yo espero, para ordenar este relato y nutrirme de los nuevos.

11.2.09

Tejido con sus paaapas, su ensalaaaada y su arroz

Por Guido Zappacosta

- ¿Tu eres Gringo?
- No, ¿Por qué?
- Porque los Gringos dicen “no gracias”.
(Ella tenía 9 años y vendía caramelos en la plaza de armas de Cajamarca).

Subsisten;
así como sus padres,
que también fueron hijos.
(¿Vivirán?) jugando su infancia al trabajo,
al alba y al sueño.
Adultos precoces,
despojados de la luz, sin sus preguntas,
de la razón y la búsqueda del tesoro.

Vientos del norte contentan el sur;
“Bolivia es el país de todo bien”, dijo James, un californiano de 20 años luego de haber pagado 2 dólares por su almuerzo;
nunca aprendió que la moza que lo atendió tenía apenas 8 años.

Y así fue,
salió de escenario para incorporarse en la universidad del viaje.
Preguntó acerca de los acontecimientos espaciales;
¿Qué sucede acaso en Cajamarca, que un hombre abandona un banco en la plaza de armas?
¿Quiénes fueron los Incas?, ¿Qué son hoy para el mercado?
Cusco sin su historia:
el tiempo corre,
y nos recorre.

Aun los espera,
imagina y los figura.
Cada grupo de tres,
toma su forma.
Son ellos, sus cuerpos;
son reales.
Pero,
¿Cómo distinguirlos cuando caigan del cielo?
Inclusive las mujeres poseen sus rasgos;
aires, vientos o lluvias.

Al regresar no serán los mismos,
siquiera me conozcan.
Creerán en nuevos dioses,
y beberán pócimas de conexión con la natura,
tendrán alas, o corazas repelentes contra toda miseria humana.
Hablarán con el sol,
y habrán adoptando un lenguaje indescifrable para los acostumbrados.
Uno nunca es el mismo,
cambia con los días, con las vidas;
habrá sido la mejor experiencia de sus vidas,

y en esta academia nómade,
mientras los cuerpos naufragan,
los sentimientos se enemistan,
se desconocen,
se disfrazan,
se amigan y viajan,

viajan,

viajan.

La Principita

Una vez cuando tenía seis años, vi en un libro que se llamaba “Historias vividas”, un magnífico dibujo sobre la selva virgen. Representaba a una boa tragándose a una fiera. He aquí la copia del dibujo.
El libro decía: “Las boas se tragan a sus presas enteras, sin masticarlas, y como luego no pueden moverse, se hechan a dormir durante los seis meses que dura su digestión”.
Me puse entonces a pensar en las aventuras de la selva y con un lápiz de color logré trazar mi primer dibujo. Mi dibujo número 1. Era así:






Mostré mi obra maestra a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo.
Me contestaron: “¿Por qué habría de dar miedo un sombrero?”
Pero mi dibujo no representaba ningún sombrero. Representaba a una boa que digería un elefante. Tuve que dibujar el interior de la boa, para que las personas mayores pudieran entender. Siempre hay que explicarles todo. Mi dibujo número 2 era así:







Las personas mayores me aconsejaron que dejara a un lado los dibujos de boas abiertas o boas cerradas y que mejor me dedicara a la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. Fue así como, a la edad de seis años, abandoné una magnífica carrera de pintor. El fracaso de mi dibujo número 1 y de mi dibujo número 2 me desanimó. Las personas mayores nunca entienden nada por sí mismas y es aburrido para los niños tener que explicarles siempre todo.
Tuve entonces que escoger otro oficio y aprendí a pilotear aviones. Volé un poco por todo el mundo. Es cierto que la geografía me fue muy útil; podía, de un vistazo, distinguir Arizona de China. Sirve de mucho si uno se pierde de noche.






Fue así como, a lo largo de mi vida, encontré cantidad de gente importante. Conviví mucho con personas mayores, las conozco muy de cerca. Mi opinión sobre ellas no ha mejorado mucho.
Cuando encontraba alguna que me parecía inteligente, volvía a intentar la experiencia de mi dibujo número 1, el que siempre he conservado. Quería saber si lo comprendían. Pero su respuesta era siempre la misma: “es un sombrero”. Entonces ya no le hablaba yo ni de boas, ni de selvas vírgenes, ni de estrellas. Me ponía a su altura. Le hablaba de bridge, de golf, de política y de corbatas. Y la persona mayor se quedaba muy satisfecha por haber conocido a un hombre tan razonable.


*Fotos: Dani, de Piura.
*Foto: Lectura en voz alta en Cuenca.

5.2.09

Toco y me voy


Por Juan Carlos Dall'Occhio

“En un picado cualquiera el alma se echa a rodar...”
Bersuit Vergarabat


Lo tocaron a Marrassini cuando enfilaba hacia al arco defendido por Jeferson y hay tiro libre de enorme riesgo para el equipo del campamento de Moises que esta semana recibió a un grupo de “Che Boludos”. ¡Dejó a un hombre, a dos, a tres, Marrassini en su camino y fue Nilton “El guía”, quien lo asechaba como jaguar a su presa, y terminó por faulearlo y brindar esta posibilidad de último minuto para que el equipo de los tres argentinos alcance el merecido empate, un 4 a 4 de oro, la hazaña de una amazónica remontada. Protestan los hombres de la selva, locales, nativos, que no quieren sentir el amargo resabio de ayahuasca por un empate sobre la hora ante su público, que desencajado ruge fuera de los límites del campo de juego.

Enrolados entorno a la pelota, los argentinos parecen debatir una estratégica para el batacazo final. ¡Ahora se acerca a los litigantes Merienda, el hijo de Moises, para participar de la jugada!. La barrera se rehúsa a acomodarse ante los acalorados reclamos que se desprenden del arco visitante, muy bien protegido por Jorge “el Motorista” pese a los cuatro goles recibidos. Lo jugadores locales molestan a los argentinos como zancudos para entorpecer el desarrollo del juego y elevar sus nervios. Ellos, por su parte, tratan estérilmente de ignorarlos: ¡Que momento inenarrable señores se vive a orillas del río Ucayali, en la comunidad del Puerto Miguel de la amazonía peruana, frente a esta alternativa del juego que puede sentenciar el hasta ahora parejo partido!
Ahí está Kazah, el muchacho de Castro Barros -el “Bocha” Kazah, que supo con prolijidad y temperamento rechazar los ataques al visitante durante todo el partido-. El que ahora grita exasperado desde su arco es Jeferson, figura de los locales, intentando construir una gran fortaleza de barro y paja con sus hombres en la barrera y así bloquear el recorrido del esférico.
¡Ruge la parcialidad visitante que llegó en canoa y lanchita junto con los jugadores desde el campamento sobre un brazo del río Marañon! ¡50 minutos de navegación río arriba para este momento! Silenciosa, en cambio, la hinchada local que observa paralizada como si estuvieran frente a una araña pollito venenosa a punto de atacar: rezan y le encomiendan a su todopoderoso tribal que engualiche las piernas de sus rivales. Desean sobrevivir como sea a este entrance dramático que los demonios del fútbol le trajeron a su pacha.


Todo el equipo de Puerto Miguel está en su área, defendiendo. Marrassini le da una indicación a el “Bocha” Kazah y éste abandona la posición de remate. El sol cae oblicuo sobre el campo de juego encharcado y el reflejo en el agua estorba los ojos de portero local, que tendrá que hacer visera con sus manotazas si desea otear el posible rumbo de la pelota de Marrassini. O tal vez le pegue Merienda, con su cañon de la pierna derecha, apuntado al entrecejo de Jeferson para servirle, por caso, un rebote a la voracidad goleadora del tercer argentino: el “Tito” Dall'Occhio.

La barrera ya toma su lugar, apenas a un metro de su arco, enfilados como serpientes que vigilan su madriguera. ¡Hay muchos nervios queridos amantes del balompié! Lo que les permite imaginar a ustedes el enorme riesgo de esta jugada. La pelota está ubicada en el centro del campo, a pocos metros de la valla local; una línea de cal imaginaria rodearía el balón como la media luna que se desprende del área grande. Allí dónde se paraban antiguamente los 10 ofensivos, casi en posición de ariete, como Cubillas o el “negro” Surcuncho: ideal para que la derecha de Marrassini dibuje el mismo recorrido que el río Napo y se clave en el ángulo. Una jugada preparada, sin embargo, puede sorprender a los rivales, ¡cualquier cosa puede pasar!. Hay forcejeos en la área, están casi todos los jugadores divididos como parejas de ballet, de aquí para allá ¡duelen los nervios!.
Seguramente la barrera humana, ante el inicio de la carrera del jugador que se haga cargo del lanzamiento, saldrá catapultada como choros por un plátano amanzanado que llevan con frecuencia sus visitantes. ¡La cancha es una caldera, tanto que el agua de los charcos se evapora y el barro vuelve a ser tierra!

Toma carrera Marrassini y ahí va, se detiene, la vista clavada al suelo, el brazo derecho cancherea en su cintura y el izquierdo, amanerado, cuelga como sólo a los habilidosos se le permite: parece esculpido por Miguel Ángel.
¡La pica señores, la pica suavemente hacia su izquierda mientras gira su cabeza a la derecha y confunde a todos sus rivales! Galopea de atrás “El Bocha”, que en curva su espalda sin desprenderse del piso como para fusilar al arquero con el parietal derecho, ¡Pero la peina sutilmente hacia el medio con la continuidad de a frente y la nariz¡. Y atención, atención, entra “Tito” Dall'Occhio elevándose como un camugo sobre el aire. Con un braceo amplio se separa de la marca y con la mira sobre la pelota que se desliza a gran velocidad, como una presa de río, le da un picotazo y ¡Gol! ¡Gol! ¡Gooooool! Del equipo del campamento de Moises. Se hundió la pelota en el barro y ¡Terminó el partido!



¡Gran jornada! Salen los jugadores festejando, quitándose la vestimenta embarrada, que el cuerpo ya no soporta, y se zambullen en el río Ucayali... se les suman los locales, resignados por el último tanto, pero felices por el partido. ¡Y allí están todos los protagonistas queridos compañeros, allí están todos juntos, festejando la unión, la amistad, la tolerancia, la vida, que se jugó por espacio de unos minutos en el multiplísimo verde del amazonas, donde todos hablamos el mismo lenguaje!

2.2.09

amasando el amazonas

Algunas fotos de la selva.

Importante: subí el video que grabó Guido en Isla del Sol (lago Titicaca, Bolivia), que mezclamos con un poema de Neruda, no dejen de verlo.

Puerto San Miguel, comunidad del Amazonas.


Choro de la Isla de los monos.
Equipo ganador del desafío Amazonas.