Por Juan Carlos Dall'Occhio
Fue en 1995 cuando la Policía del Pensamiento decidió difundir eficazmente por toda América Latina el monótono síncope de la cumbia residual a partir del recordado caso en la ciudad de Sarapoya, cuando se escaparon los enanos del circo del “Ruso” Todorov y el oportunista de Lalo Embloque compuso el tema -sí a eso se lo puede llamar componer- “Agarrame el enano con la mano”. “Me inspiré cuando ví el informe de los enanos en el noticioso de las ocho- confesó a este medio el cumbianchero- la conductora que narraba el hecho tenía una minifalda reveladora que desnudaba sus largas y quebraditas piernas. La imagen provocó que se me parara... el corazón, je”. El tema de Embloque alcanzó un fanatismo inédito y en consecuencia una gran cantidad de jóvenes apasionados por los ritmos tropicales, sin dotes musicales y con un alto grado de calentura sin institución educativa que les reprima la animalidad, continuaron con esta particular rama del dos por dos por dos por dos, de alto contenido escatológico, banal y plagado de insinuaciones sexuales al objeto mujer sin ningún tipo de argumento en sus letras. “Chica pura, chica pura, a vos te cabe mi picadura” o “corazón de arroz, corazón de arroz, la que me cuelga es para vos”, son algunos ejemplos.
La criatura había nacido y la siempre ortiva Policía del Pensamiento debió marcar límites por si el paco, la fama y la pobreza se convertían en un peligroso cóktail que convirtiera a estos jóvenes, por casualidad, en nuevos líderes revolucionarios. Tal es así que a principios de 2000 se rumoreó que giraba una banda que intentó incorporar un atisbo político a sus canciones, pero su intento fueron inmediatamente censurado y los músicos mutilados, expuestas sus miembros en la Plaza de Armas. “La novia del primo de un amigo de mi hermano, que andaba en la movida, decía que había visto al grupo Mamao -así se lo conocía- entonando su hit 'Te meto mi bala en la Habana'”, contó a MirarPensarMirar un joven que prefirió reservar su identidad, y agregó: “Para mi eran puras supersticiones, rumores que suele hacer circular la Policía del Pensamiento para amedrentar a las bandas que se inician”.
En suma, este particular ritmo tropical controlado por la Policía del Pensamiento dió amorfa forma a un nuevo ritmo: el Regetón. Actualmente suena en todas las difusoras de radio y televisión peruanas, además de las discotecas, para destruir los oídos de los habitantes y el folclor de ese país “por viejo y anticomercial”, según el comisario de la N°1 de Miraflores, James Shara O'Connor.
En este contexto se inscribe este flamante y polémico proyecto del Ministerio de Amor (Minimor), ilustrado en la foto que complementa el presente cable. Hace unos meses el Minimor decidió prohibir las actividades renales públicas y privadas, “la iniciativa tiene por objeto que las calles de Lima luzcan y huelan a limpio como mis manos luego de una buena enjabonada”, argumentó El Gran Hermano peruano.
El proyecto fue desarrollado por el ex ministro de planeamiento urbano de Alemania, Hans Hüreguten, y el ingeniero George Mc rise; y financiados por el Señor Burns de Springfield, Illinois. El precio de la iniciativa ronda los 200 millones de dólares más dos toneladas de arroz con salchipapa y chicha en bolsa para bajarlo.
Los amos del mundo dan voz de alarma sobre la pobreza y trabajan en conjunto para su completa y total desaparición de la vista de los más acaudalados. “En el barrio Miraflores estamos muy avanzados: pasamos de la Cumbia y el Regetón a Bon Jovi y Madonna; los McDonals, Starbucks, Pizza Hut, Burget King y Donkin Donut's, entre otros, taparon a los mercados de abastos y a los puestitos de chipá. Puedo decir con orgullo que aquí los pobres quedaron fuera de la vista de turistas y residentes”, se emocionó el alcalde con la voz quebrada y los ojos inundados, y al recuperarse agregó: “También pusimos banderas yanquis en los faroles de la ex Plaza Manco Capac -primer cacique Inca-, ahora conocida como Kennedy square”.
Perú está en paz. Las verdaderas cabecillas de la revolución mundial trabajan para matar el hambre y la pobreza, a los hambrientos y a los pobres, con la bandera del neoliberalismo por una América Latina con la mierda más oculta: “Hoy estallan las vejigas, mañana la alegría”, afirma el documento. “El hambre mata en callado y a los callados”, dijo por ahí un escritor latino.
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