25.9.09

Seis de Perú

Histora

“La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue y contra lo que fue, anuncia lo que será” imprimió Galeano en las Venas Abiertas. América Latina sufre el peso muerto de España. En Perú, más que en cualquier otro país de los que visité, es en dónde más se siente. Ese saqueo hoy se hace carne en toda la región. En Lima hay un barrio rico llamado Miraflores cuya plaza principal se llama Kennedy. No sólo es curioso su nombre, sino saber que originariamente se la denominó Manco Capac -primer cacique Inca- y que en los años 90 se lo reemplazó por ordenanza del alcalde Alberto Andrade, hace poco fallecido en Washington. La avenida más importante de este mismo barrio se llama Piazzarro. El centro está rodeada de franquicias como Mc Donald’s, Starbucks, Pizza Hut, Hoyt’s Cinema. Caminando con oído freak se escuchan tonos de español contaminados de modismos yankis. Eso sí, fuera de ese pequeño perímetro posmoderno está el presente. Millones de peruanos de todas las regiones: serranos, costeños y charapas, que migraron a la ciudad por urgencia. Y bajo esa misma urgencia viven, hacinados en casas de cartón, tapados por la mugre y rodeados de afiches de campañas políticas, la Liverpool del siglo XIX sería un palacio.


Avión

Por aire y agua son las únicas formas de llegar a la amazonía peruana. Nuestro presupuesto nos hizo fácil la elección. Fuimos en barco, claro, aunque de cualquier manera hubiésemos elegido ese medio. Nunca me fié de los viajes en avión, además del miedo disimulado que cubre la cabina de los pájaros de hierro, la sensación de elipsis y la anulación de espacio-tiempo me descolocan.


Esperando

Yurimaguas es muy pobre. Tiene pinta de haber sido devastada por una inundación no muy lejana. Maquinas oxidadas, chatarra abandonada por todos lados. Aguas pantanosas por toda la ciudad, calles en las que el alumbrado no funciona. Los hombres que van a embarcar se concentran en un bar frente a una casa en la que viven y trabajan cinco putas. Las minas se quedan sentadas en la puerta, bajo la luz pelada de una bombilla, esperando.


Verde

Una vez, en cuarto grado, mezclé todos los colores de las témperas y me quedó un verde opaco pero lleno de profundidad y vida. Me sentí tan orgulloso de mi creación que lo bauticé “verde natureza”. Y ese color un día volvió. Ese es el color que me rodea en la selva: todos los colores en orgía explotando en un gran verdemulticolor. ¿Será por eso que todos se sientan atraídos a conquistarlo?


Ayahuasca

El Chamán comenzó a canturrear. No pude distinguir ninguna de las palabras que salían de su boca, pero el mismo sonido se repetía una y otra vez. Luego sacudió una pequeña escoba sobre la casuela de barro y comenzó a silbar. Un arqueólogo de Trujillo me había contado que eso lo hacían para ahuyentar a los malos espíritus que podían meterse en la ayahuasca. El brujo agarró una botellita de plástico llena de ayahuasca. Echó el espeso líquido verde sobre la casuela y la bebió de un saque. Se limpió la boca y siguió canturreando. Un olor ácido había avanzado sobre la choza. Tal vez alguno de mis compañeros tosió para quebrar el silencio. No lo sé. La ansiedad, mezclada de miedo y nervios, me comía. Quería probar la ayahuasca, pero a los brujos no hay que apurarlos.


Presente

Tengo miedo a la ansiedad que te exprime el aura del ahora. Mi presente es el Amazonas: la sombra de todos los árboles que acarician esta hoja de cuaderno en la que escribo, la canoa meciendo sobre el río y mis amigos.

1 comentario:

Yo Miro dijo...

Quizás si todos nos animaramos un poquito a crear aquel verde naturaleza, las ansias de conquista se esfumarían un poco.. entrar en contacto, experimentarlo, vivirlo.