"Comprendo también lo tierno que puede ser el sistema de libre empresa en América Latina", George Bush.
Washington, 9 de julio de 2005
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Me preparaba un té con leche para sentarme frente a la computadora, como todas las mañanas. No es algo que me guste tanto, no, no. Pero forma parte de mi inevitable rutina laboral. Es así. Sólo que esta vez no iba por correos ni chat, sino que quería desayunarme con los textos que quiso compartir conmigo mi gran amigo. Sentí un gran alivio. Porque pude ver que uno de mis brazos, de mi todo, estaba convirtiéndose en algo GRANDE. Estaba (está) sufriendo la transformación más multicolor que puede tener un humano. No sólo en lo intelectual (¡que reconfortante es leerlo!), también en lo primitivo, en lo salvaje. Ahí lo veo que va. Descubriendo infinitos infinitos. Vertiendo en su camino cambios radicales que lo marcarán para el resto de su vida. Y no está solo. No, no. Camina con huellas amigas a sus lados, que, tomados de la mano, son como un fuerte indestructible. Las imágenes están llenas de luz. La luz que si te atraviesa el pecho rompe cualquier esquema. Que lindo es verlo interactuar con lo más puro que existe sobre la Tierra.
Allí te veo, amigo mío. Esperando que tu regreso se haga lejano, sólo para que puedas llenarte hasta el tope de vivencias y alegrías. Experiencias. Desde acá, y antes que se enfríe mi té, te dejo mis augurios de paz, y de un eterno renacer. A la distancia, que tanto nos une, un gran abrazo a vos, y a tus caminantes.
1 comentario:
Me preparaba un té con leche para sentarme frente a la computadora, como todas las mañanas.
No es algo que me guste tanto, no, no. Pero forma parte de mi inevitable rutina laboral. Es así.
Sólo que esta vez no iba por correos ni chat, sino que quería desayunarme con los textos que quiso compartir conmigo mi gran amigo.
Sentí un gran alivio. Porque pude ver que uno de mis brazos, de mi todo, estaba convirtiéndose en algo GRANDE.
Estaba (está) sufriendo la transformación más multicolor que puede tener un humano. No sólo en lo intelectual (¡que reconfortante es
leerlo!), también en lo primitivo, en lo salvaje.
Ahí lo veo que va. Descubriendo infinitos infinitos. Vertiendo en su camino cambios radicales que lo marcarán para el resto de su vida.
Y no está solo. No, no. Camina con huellas amigas a sus lados, que, tomados de la mano, son como un fuerte indestructible.
Las imágenes están llenas de luz. La luz que si te atraviesa el pecho rompe cualquier esquema. Que lindo es verlo interactuar con lo
más puro que existe sobre la Tierra.
Allí te veo, amigo mío. Esperando que tu regreso se haga lejano, sólo para que puedas llenarte hasta el tope de vivencias y alegrías. Experiencias.
Desde acá, y antes que se enfríe mi té, te dejo mis augurios de paz, y de un eterno renacer.
A la distancia, que tanto nos une, un gran abrazo a vos, y a tus caminantes.
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